Los bioestimulantes se definen como cualquier sustancia o microorganismo utilizado para aumentar la eficiencia nutricional de las plantas, mejorar su tolerancia al estrés abiótico o mejorar las características de calidad de los cultivos, independientemente de su contenido nutricional real.
Recientemente, el sector agrícola se ha enfrentado a retos relacionados con el aumento de la productividad y la eficiencia en el uso de los recursos, al tiempo que reduce el impacto ambiental en los ecosistemas y la salud humana. En este contexto, los bioestimulantes vegetales desempeñan un papel fundamental junto con los productos fitosanitarios y los fertilizantes.
La función principal de un bioestimulante no debe ser la fertilización ni la acción pesticida. No se clasifican como fertilizantes ni tienen un efecto directo sobre las plagas.
Su función fundamental es estimular y acelerar los procesos vitales, aumentar la resistencia de las plantas a condiciones de estrés y acelerar el desarrollo de raíces, hojas, etc. Los bioestimulantes vegetales se utilizan para mejorar los procesos bioquímicos, morfológicos y fisiológicos que ocurren en un cultivo.
Existen muchos grupos de bioestimulantes vegetales. Los más importantes son:
Las materias primas utilizadas en la producción de bioestimulantes vegetales son extremadamente diversas, ya que la categoría de bioestimulantes en sí misma incluye muchas sustancias diferentes de origen natural y microbiológico.
Los bioestimulantes vegetales se pueden obtener a partir de una amplia gama de materias primas, entre las que se incluyen:
Los bioestimulantes vegetales pueden utilizarse en forma de preparados para el suelo (polvos, gránulos o soluciones que se añaden al suelo) o como productos líquidos para aplicación foliar, tanto en forma seca como líquida. A pesar del papel fundamental de estos ingredientes activos, es necesario utilizar diversos coadyuvantes durante su formulación para garantizar su eficacia.
Los bioestimulantes vegetales naturales desempeñan un papel fundamental en la producción vegetal sostenible. Además de los ingredientes activos básicos de la formulación, también son necesarios los coadyuvantes. Estos determinan la eficacia, la estabilidad, la facilidad de aplicación y la miscibilidad segura del bioestimulante con otros agroquímicos.
El grupo más importante de compuestos químicos utilizados en la elaboración de bioestimulantes vegetales son las sustancias tensoactivas, también conocidas como surfactantes . Se trata de moléculas con una estructura química anfipática. Poseen un grupo hidrofílico y un grupo hidrofóbico, lo que les confiere afinidad tanto por fases polares como no polares.
Entre los tensioactivos, las betaínas son componentes importantes de las formulaciones de bioestimulantes . Sin embargo, actúan principalmente como ingredientes activos, más que como excipientes. Los compuestos del grupo de las betaínas tienen un efecto osmótico, regulando el intercambio de agua en las células y mejorando la resistencia de las plantas al estrés causado por la sequía, las temperaturas extremas o la salinidad. También incrementan la capacidad fotosintética de las plantas, lo que conlleva una absorción eficiente de nutrientes y una mayor producción y calidad. La betaína se considera una de las herramientas más eficaces para combatir el estrés vegetal provocado por el cambio climático adverso.
Cabe mencionar un grupo de compuestos utilizados en bioestimulantes vegetales: el polietilenglicol (PEG) y sus derivados. Los PEG aumentan la estabilidad y la eficacia de las sustancias activas. Además, tienen la capacidad de retener la humedad, lo que reduce la evaporación excesiva y prolonga la absorción de nutrientes.